hay cierta tendencia a creer que todos los males del mundo van a entrar por los pies del bebé. De ahí la prisa que generalmente tenemos por comprarles y ponerles zapatillas. Y la aversión que determinadas personas sienten al verlos descalzos. Hasta existen zapatillas que se venden específicamente para bebés gateadores cuando estos ni siquiera han dado aún sus primeros pasos.
¿Tan malo es que los bebés vayan descalzos? Todo lo contrario, es bueno y necesario. A los bebés hay que dejarles descalzos porque reciben muchos más estímulos del mundo que les rodea por los pies que por las manos en sus primeras etapas de vida. Al ponerles zapatos, incluso calcetines, estamos limitando “su capacidad de sentir, de obtener información del entorno y de relacionarse con el mundo».
De esta forma, cuando un bebé empieza a gatear debería hacerlo descalzo “porque necesita tener la percepción del suelo”. Y lo mismo sucede cuando empiezan a caminar. Incluso cuando ya son más mayores. Por eso que los niños caminen descalzos por casa “es bueno” para los pies y más concretamente para la musculatura intrínseca de estos, un conjunto de pequeños músculos a los que “prestamos poca atención” pero que, sin embargo, tienen una función “muy importante” a la hora de mantener la estructura del pie y conseguir que este tenga una mayor funcionalidad. Esa musculatura, al ir siempre calzados, la hacemos trabajar menos de lo que deberíamos, por eso es importante hacer ejercicios descalzos, para que esa musculatura del pie no se vuelva vaga de no utilizarla.